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lunes, 22 de noviembre de 2010

Castores

Para otros usos de este término, véase Castor (desambiguación).

 
Castores
Rango fósil: Mioceno tardío – Presente
Beaver-Szmurlo.jpg
C. canadensis en Calgary, Alberta, Canadá.
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Mammalia
Orden:Rodentia
Familia:Castoridae
Género:Castor
Linnaeus, 1758
Distribución
Distribución de C. canadensis.
Distribución de C. canadensis.
Distribución de C. fiber.
Distribución de C. fiber.
Fósiles de C. californicus
Fósiles de C. californicus
Especies

Los castores (género Castor) son un grupo de roedores semiacuáticos nativos de América del Norte y Eurasia que se caracterizan por sus amplias y escamosas colas. Este género, de todos los que pertenecen a la familia Castoridae, es el único no extinguido en su totalidad, y engloba tres especies: el castor americano (Castor canadensis), el castor europeo (Castor fiber) y el castor de Kellog (Castor californicus), éste último extinguido desde el Pleistoceno. Todas ellas habitan exclusivamente en el Hemisferio Norte, excepto algunos castores americanos que llegaron a la región sudamericana de Tierra del Fuego al ser allí introducidos. También se introdujeron individuos de esta especie en ciertas regiones de Europa. Con estas excepciones, Castor canadensis habita únicamente en Norteamérica, y Castor fiber en regiones de Europa y Asia. Castor californicus se extendía por lo que hoy en día es el oeste de los Estados Unidos. Aunque son muy similares entre sí, las investigaciones genéticas han demostrado que las poblaciones europeas y norteamericanas de castores son de especies distintas; la principal diferencia radica en que tienen diferente número de cromosomas.
Estos animales son conocidos por su habilidad natural para construir diques en ríos y arroyos y sus hogares —llamados madrigueras— en los estanques que se crean a causa del bloqueo del dique en la corriente de agua. Para la edificación de estas estructuras, utilizan principalmente los troncos de los árboles que derriban con sus poderosos incisivos. A pesar de la gran cantidad de árboles que talan, los castores no suelen perjudicar el ecosistema en el que viven, por el contrario, lo mantienen saludable, pues sus diques proveen una gran cantidad de beneficios; entre otras cosas, estas barreras propician la creación de humedales, ayudan a controlar inundaciones y eliminan contaminantes de la corriente. No obstante, en ecosistemas extraños para ellos, estas modificaciones al ambiente pueden ser perjudiciales, como ha sucedido, por ejemplo, con los castores introducidos en Tierra del Fuego y en las comunidades españolas de Navarra y La Rioja.
Desde hace cientos de años, los castores forman parte de la cultura popular y en algunos casos han tenido una gran influencia en el desarrollo de las sociedades humanas. Un ejemplo de esto es su importancia en la colonización europea de América, pues la búsqueda de sus pieles fue uno de los factores que impulsaron la exploración y el posterior desarrollo económico de Norteamérica. Esto fue debido al valor comercial de sus pieles y de otros productos obtenidos de ellos, como el castóreo. También es un elemento muy representativo de la cultura de Canadá, a tal grado que es el animal nacional de aquel país. Por tanto, la influencia de los castores no se limita al sector económico y comercial, también abarca campos tan variados como la literatura, la religión y el deporte.

Contenido

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[editar] Morfología

Dibujo del cráneo de Castor fiber.
La cola negra y aplanada de los castores permite identificarlos con facilidad.
Los castores están emparentados con las ardillas (familia acosta Sciuridae), ya que cuentan con ciertas características estructurales semejantes en el cráneo y en la mandíbula inferior. También están estrechamente relacionados con un pequeño roedor sudamericano llamado coipo. Son los segundos roedores más grandes del mundo, después del capibara, y los más grandes del Hemisferio Norte.[1] [2]
Estos animales continúan creciendo durante toda su vida. El peso medio de los adultos es de 16 kg, y aunque los especímenes de más de 25 kg no son comunes se han encontrado ejemplares que han alcanzado los 40 kg.[3] Las hembras, llegan a ser tan grandes o incluso más que los machos de su misma edad, lo que es inusual entre los mamíferos. Generalmente miden unos 30 cm de alto por 75 cm de largo, sin contar la cola, que mide unos 25 cm de longitud por 15 cm de ancho;[2] [3] [4] todos estos valores, no obstante, varían según diversos factores, incluyendo la edad y especie del individuo.
La cola es de forma ovalada y aplanada, y se encuentra conformada por pequeñas escamas de forma hexagonal y de color negro.[2] Las mismas se encuentran yuxtapuestas y no imbricadas, es decir, no se superponen unas sobre otras.[2] Su cuerpo está cubierto con un espeso pelaje al que le deben su enorme valor comercial; éste se divide en dos tipos: uno sedoso y de color grisáceo, y otro mucho más áspero y largo, y de un tono marrón. Además de ser impermeable, la capa de pelo actúa como abrigo.[1]
Cuentan con cuatro incisivos muy fuertes y afilados[5] —los cuales son de color naranja debido a que tienen un esmalte que los endurece—[2] [5] y que les sirven para roer la madera con la que se alimentan y construyen sus estructuras. Un castor adulto puede cortar un trozo de madera de 30 cm de grosor en unos 15 minutos con su poderosa dentadura.[6] Ya que estos dientes nunca dejan de crecer, es de vital importancia que los utilicen constantemente, o de otra forma los incisivos de la parte superior les atravesarían la mandíbula inferior.[5]
Los castores tienen las patas traseras palmeadas, mientras que las delanteras, cubiertas de un pelo más negro, son semejantes a manos, cada una con cinco dedos bien desarrollados.[1] [2] Los dedos de sus extremidades traseras, en cambio, se encuentran unidos por una membrana.[2] [7] Los castores no tienen buena vista, aunque pueden ver bajo el agua gracias a una membrana nictitante, un tercer párpado, lateral y transparente, que cubre sus pequeños ojos. Además cuentan con buenos sentidos del oído, olfato y tacto. Mientras están sumergidos se cierran sus orificios nasales y sus pabellones auditivos para impedir la entrada de agua. Gracias a su sistema respiratorio, un castor puede permanecer bajo el agua hasta quince minutos sin tener que salir a tomar aire.[1]
Los castores son lisencefálicos, es decir, tienen el cerebro liso. No obstante, cuentan con una corteza cerebral que los hace especiales entre los roedores. Esta espesa corteza cerebral es lo que ha hecho que se sitúe a los castores por encima de todos los demás roedores en cuanto a inteligencia se refiere.[1]

[editar] Clasificación

El género Castor es uno de los más de treinta géneros clasificados dentro de la familia Castoridae. Dado que hay más de 2.200 especies de roedores, las especies de este género representan aproximadamente el 0,13% del total de especies que conforman el orden Rodentia. Los castores se encuentran clasificados dentro del reino de los animales debido a que son organismos eucariotas, pluricelulares y heterótrofos, con desarrollo embrionario y capacidad de locomoción; en el filo de los cordados, ya que cuentan con una notocorda, que es el principal sostén de su cuerpo, y en su caso se trata de la columna vertebral; dentro de la clase de los mamíferos, pues son seres vertebrados, amniotas, de sangre caliente, con glándulas mamarias y pelo; en el orden de los roedores, el más numeroso de los mamíferos, ya que cuentan con dos incisivos en sus mandíbulas superior e inferior, mismos que se encuentran en constante crecimiento; y dentro de la familia de los castóridos, la cual incluye a los castores modernos y sus parientes primitivos, todos ellos caracterizados por ser semiacuáticos, tener patas traseras palmeadas y grandes colas aplanadas y escamosas.

[editar] Especies

El género Castor incluye a 3 especies: Castor fiber, Castor canadensis y Castor californicus.

[editar] Castor fiber

Castor europeo.
Castor americano.
El castor europeo (Castor fiber) habita en las regiones frías de Eurasia, principalmente en Rusia. Es un poco más pequeño que su pariente americano.[8] Desde la antigüedad fueron cazados, comprometiendo su supervivencia. En algunos países donde antes vivían, como España y el Reino Unido, fueron erradicados debido a esta cacería desmedida, y aunque en la era moderna la especie se encuentra ligeramente amenazada,[9] cada vez son más los esfuerzos realizados para restablecer sus poblaciones en todo el continente, por lo que la población de esta especie va en aumento.[9] Se calcula que su número ronda los 600.000 individuos.[10] Para colaborar en este proyecto de repoblación, algunos organismos, como la Unión Europea (UE), y acuerdos internacionales, como el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES), administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se encargan de proteger a este roedor.[11]

[editar] Castor canadensis

El castor americano (Castor canadensis), también llamado simplemente "castor" en Norteamérica, es el mayor roedor del Hemisferio Norte y cuenta con 25 subespecies. Habita en las regiones predominantemente frías y boscosas de Canadá, Estados Unidos y, en menor medida, México. No obstante, también se ha introducido la especie en otras regiones, destacándose Tierra del Fuego y la Península Escandinava. En Finlandia han convivido directamente con castores europeos, e incluso se llegaron a cruzar algunos ejemplares de ambas especies.[1]
Este animal con frecuencia es cazado por su piel. A principios del siglo XIX, la caza acabó con ellos en una buena parte de su área de distribución original. Los pobladores nativos y primeros colonos además comían su carne. Gran parte de la exploración inicial de América del Norte fue impulsada precisamente por la búsqueda de la piel del castor americano.
Esta especie es más abundante que la europea y su población se estima entre los 10 y 15 millones de ejemplares, aunque originalmente pudo haber habido diez veces esa cantidad de castores en Norteamérica, antes de los días del comercio de pieles. A pesar de este declive, no se considera a la especie en peligro de extinción.[12]

[editar] Castor californicus

El castor de Kellogg (Castor californicus, también llamado Castor accessor) vivió entre el Mioceno y el Pleistoceno en el oeste de América del Norte.[13] Era muy similar al castor americano, pues también era semiacuático, aunque de mayor tamaño. Se han encontrado fósiles de esta especie en Estados Unidos, principalmente en el estado de California, y en México.

[editar] Diferencias entre especies

La nariz del castor americano es diferente a la del castor europeo.
A pesar de que el castor europeo y el americano son muy parecidos entre sí —tanto que algunos los han considerado variedades de una misma especie—,[4] las dos especies se diferencian en algunos aspectos. Algunas de estas características son morfológicas, mientras que otras están relacionadas con su comportamiento. La principal diferencia morfológica entre ellas se encuentra en sus huesos nasales.[4] Otra característica que marca la diferencia es el diferente número de cromosomas de cada especie.[14] Este hecho impide que miembros de diferentes especies de castores puedan cruzarse entre sí.[14] En la siguiente tabla se comparan los rasgos distintivos más sobresalientes:

CaracterísticaCastor fiberCastor canadensis
Tamaño del cráneoMenorMayor
Hoyo nasal en el cráneoTriangularCuadrado
Dimensiones de la colaMás estrechaMás amplia
Tamaño corporalLigeramente más pequeñosLigeramente más grandes
Tamaño promedio de la camada2-3 crías3-4 crías
Construcción de diquesMenos desarrolladaMás sofisticada
Posición de la madrigueraCerca de las orillasLejos de las orillas
Marcas de olorMás pequeñasMás grandes
CompetitividadMenos competitivoMás competitivo
Cromosomas2n = 482n = 40
Fuente: Biology @ Davidson[15]

viernes, 19 de noviembre de 2010

Samuelini y Samueloni contra el malvado monstruo de la gelatina

Era un caluroso día de verano en Angina-city. El viejo Yenkis hacía su asquerosa gelatina casera. Pero en vez de coger el azúcar cogió una barra de plutonio, y la gelatina cobró vida. El viejo Yenkis, como no veía ni tres en un burro, pensó que era su esposa.
¡Ay cariño!, Qué mala cara tienes, deberías tomar un analgésico. Parece que tienes alergia a algo. Por cierto a ver cuando riegas el geranio de la ventana, que parece que está pocho y el girasol de la cocina no da ni pa pipas.-dijo el viejo Yenkis al monstruo.
El monstruo de la gelatina agarró al viejo Yenkis y lo lanzó a Ecología-city. (Una ciudad a unos 10km de Angina-city.)
2 días más tarde Konresk, un amigo de Samuelini y Samueloni los llamó
-Samuelini, Samueloni hay una emergencia en Angina-city, venid rápido.-
Samuelini colgó.
-Venga Samueloni, tenemos una misión en Angina-city.
Llegaron, hay les recibió el alcalde.
-Si quieren sacarme una muela pulse 1, si quieren besarme los zapatos pulse 2, si quieren un bocata de calmares pulse 3, y si quieren luchar contra el monstruo de la gelatina, tienen que agitar esta palanca… -dijo el alcalde
Samueloni agitó la palanca.
-Hemos podido encerrar al monstruo de la gelatina en una jaula.-dijo el alcalde más que satisfecho.
Los condujo a la jaula. El monstruo de la gelatina estaba enfurecido. Samuelini sacó su súper espada y Samueloni su súper pistola. El monstruo de la gelatina se clonó.
-Samuelini tú encárgate del clon y yo del original-
Samuelini le dio con su espada unas cuántas veces pero no servía para nada.
Entonces vio  que tenía un círculo en el culo, así que le dio y se destruyó.
-Samueloni dale en el culo-
Entonces Samueloni cogió su boomerang lo lanzó y le dio en el culo y el monstruo gelatinoso se escapó malherido por la alcantarilla.
Fin

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Samuelini y Samueloni y el ataque del lagarto gigante



Un día los captores del zoo de Jalios capturaron una especie de lagarto muy raro. Lo llevaron a una sala para que lo examinaran. Un veterinario llamado Ferax lo vio y dijo-  Es una especie de lagarto nuevo- eso fue lo único que dijo.
Y lo llevaron a una jaula. Al día siguiente creció 25 cm. Un biólogo afirmó- Mejor será soltarlo, antes de que se vuelva gigante.-
Pero el director del zoo se negó a soltarlo.
Diecisiete días después se volvió gigante. Rompió la jaula y también la puerta del zoo. El rey hizo una reunión para a ver si alguien podía matar al lagarto tan raudo al final el rey sugirió.- ¿Por qué no se encargan Samuelini y Samueloni?-
-Me parece que están de vacaciones, estamos en estío y ellos también necesitan descansar.- dijo el alcalde de Caterinus. Los llamaré por móvil.- dijo el rey.
Samuelini contestó.- Diga ¿quién es?-
-Soy yo el rey.-
-¿Qué pasa?- preguntó.
-Que un lagarto gigante está arrasando la ciudad de Jalios.- le dijo el rey.
-Vale, ya vamos para allá.-
-Pero, ¿qué están haciendo?-
-Estamos bañándonos en el río Tenqueis.-
Samuelini y Samueloni se teles transportaron a Jalios.
En la calle había un chico leyendo un tebeo y su tía le estaba dando de comer.
Samuelini dijo.- ¡Cuidado, un lagarto gigante!-
Y el chico y su tía se apartaron a tiempo. Samueloni le lanzó una bomba en forma de almohada. Pero el lagarto se defendió con un rayo que disparó por la boca.  Y al explotar la almohada en vez de salir pólvora salió flúor. Samuelini lanzó una tapa de un wáter que había sacado de un aseo. Y la tapa le cortó la cabeza al lagarto.

Fin

lunes, 15 de noviembre de 2010

Dragones

El dragón (del latín draco, y éste del griego δρακον, drakon, ‘víbora’ o ‘serpiente’) es un animal mitológico que aparece en diversas formas en varias culturas de todo el mundo, con diferentes simbolismos asociados.
Las interpretaciones más familiares de dragones son los Dragones europeos, derivados de la tradición popular y de la mitología de Grecia y Próximo Oriente, y también las de Dragones orientales. La palabra dragón deriva del griego δράκων (drákōn), "dragón, serpiente de gran tamaño, o serpiente de agua", que probablemente venga del verbo δρακεῖν "ver claramente".
La figura del dragón juega un papel importante como un dios y/o un guardián. Se trata de un ser poderoso y respetable, en algunas civilizaciones es reconocido también por poseer gran sabiduría. Los dragones tienen un significado espiritual en varias religiones y culturas del mundo.
Las culturas occidentales y orientales han imaginado reptiles gigantes y alados; puede ser por el contacto con gaviales, cocodrilos y caimanes y al hallazgo de fósiles de dinosaurios mezclados con otros de animales voladores
El mito de la existencia de los dragones se sustenta en la gran cantidad de leyendas y representaciones que existen en diversas culturas alejadas entre si. Se ha planteado como explicacion de este fenomeno la existencia de fosiles de dinosaurio que llevasen a esas culturas a imaginar seres parecidos entre si. También cabe señalar que los diversos dragones de cada cultura presentan caracteristicas y aspectos muy diferentes.

Las manzanas de oro

La manzana dorada es un elemento que aparece en las leyendas o cuentos de hadas de algunos países. Normalmente, un héroe (como Hércules o el príncipe azul en las leyendas occidentales) tiene que hacerse con las manzanas doradas escondidas o robadas por un personaje malvado como un zmeu, un dragón o un monstruo.Atalanta
Cuando una cazadora llamada Atalanta hubiese participado en la cacería del jabalí de Calidón y recibido la piel como trofeo, su padre la reclamó y quiso que se casase. Aunque era una doncella muy hermosa, Atalanta no tenía especial interés en el matrimonio después de que un oráculo predijese que tendría mala suerte si se casaba. Para encontrarle marido, su padre hizo un trato con ella en virtud del cual se casaría con quien pudiese vencerle en una carrera a pie. Atalanta aceptó de buen grado, pues era capaz de correr muy rápidamente.
Derrotó a muchos pretendientes, hasta que uno logró convertirse en su marido gracias a la inteligencia y no a la velocidad. Hipómenes (también llamado Melanión) sabía que no podría vencer en una carrera limpia contra Atalanta, por lo que oró a Afrodita pidiéndole ayuda. La diosa le dio tres manzanas doradas (algunas versiones dicen que fueron membrillos) y le dijo que las dejase caer de una en una para distraer a Atalanta, pues seguro que ésta se detendría para recogerlas. Aunque le costó usar las tres manzanas y recurrir a todas su velocidad, Hipómenes logró la victoria, ganando la carrera y la mano de Atalanta. Hipómenes olvidó agradecérselo a la diosa y ésta los transformó en leones.

[editar] El Jardín de las Hespérides

Heracles roba las manzanas de las Hespérides.
El Jardín de las Hespérides era el huerto de Hera en occidente, donde (según la fuente) crecían en un solo árbol o una arboleda manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad. Hera ubicó en este jardín un dragón de cien cabezas que nunca dormía llamado Ladón, como medida de protección adicional. El undécimo trabajo de Heracles fue robar las manzanas de este jardín

viernes, 12 de noviembre de 2010

Mitología griega


Busto de Zeus hallado en Otricoli (Sala Rotonda, Museo Pío-Clementino, Vaticano).
La mitología griega es el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo y los orígenes y significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia. Los investigadores modernos acudieron a los mitos y los estudiaron en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas y políticas de la antigua Grecia y, en general, sobre la antigua civilización griega, así como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos.[1]
La mitología griega consiste explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente en artes figurativas, como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos explican los orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega.
Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos la Ilíada y la Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de Homero, Hesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas, y el origen de las tragedias humanas y las costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V a. C., en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en textos de la época del Imperio romano de autores como Plutarco y Pausanias.
Los hallazgos arqueológicos son una importante fuente de detalles sobre la mitología griega, con dioses y héroes presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos. Diseños geométricos sobre cerámica del siglo VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaico, clásico y helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente.[2]
La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental, y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.[3



Mitología antigua sobre los dioses

El modelo romano incluía una forma muy diferente a la de los griegos de definir y concebir a los dioses. Por ejemplo, en la mitología griega Deméter era caracterizada por una historia muy conocida sobre su dolor por el rapto de su hija Perséfone a manos de Hades. Los antiguos romanos, por el contrario, concebían a su equivalente Ceres como una deidad con un sacerdote oficial llamado Flamen, subalterno de los flamines de Júpiter, Marte y Quirino, pero superior a los de Flora y Pomona. También se le consideraba agrupado en una tríada con otros dos dioses agrícolas, Liber y Libera, y se sabía la relación de dioses menores con funciones especializadas que le asistían: Sarritor (escardado), Messor (cosecha), Convector (transporte), Conditor (almacenaje), Insitor (siembra) y varias docenas más.
Así pues, la «mitología» romana arcaica, al menos en lo referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más bien el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.
La religión original de los primeros romanos fue modificada por la adición de numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores, y por la asimilación de grandes porciones de la mitología griega. Lo poco que se sabe sobre la religión romana primitiva no es gracias a relatos de la época sino a escritores posteriores que buscaron preservar las viejas tradiciones del olvido en el que estaban cayendo, como el estudioso del siglo I a. C. Marco Terencio Varrón. Otros escritores clásicos, como el poeta Ovidio en sus Fastos (‘calendario’), fueron fuertemente influidos por los modelos helenísticos, y en sus obras se recurre con frecuencia a las creencias griegas para rellenar los huecos de las tradiciones romanas.

[editar] Mitología antigua sobre la historia romana

En contraste con la escasez del material narrativo sobre los dioses, los romanos tenían una rica panoplia de leyendas sobre la fundación y primera expansión de su propia ciudad. Además de estas tradiciones de origen mayoritariamente local, a este surtido se injertó material procedente de las leyendas heroicas griegas en una época temprana, haciendo por ejemplo a Eneas antepasado de Rómulo y Remo.
La Eneida y los primeros libros de Livio son las mejores fuentes exhaustivas para esta mitología humana.

Dioses nativos romanos e itálicos


Estatua de Ceres portando fruta.
Las prácticas rituales romanas de los sacerdotes oficiales distinguían claramente dos clases de dioses: los di indigetes y los di novensides o novensiles. Los indigetes eran los dioses originales del estado romano (véase Di indigetes), y su nombre y naturaleza están indicados por los títulos de los sacerdotes más antiguos y por las fiestas fijas del calendario. Los novensides eran divinidades posteriores cuyos cultos fueron introducidos en la ciudad en el periodo histórico, normalmente en una fecha conocida y como respuesta a una crisis específica o necesidad percibida.
Las divinidades romanas primitivas incluían, además de los di indigetes, un montón de los llamados dioses especialistas cuyos nombres eran invocados al realizar diversas actividades, como la cosecha. Los fragmentos de los viejos rituales que acompañaban a estos actos como el arado o la siembra revelan que en cada parte del proceso se invocaba a una deidad diferente, estando el nombre de cada una de ellas derivado regularmente del verbo para la operación. Estas divinidades pueden ser agrupadas bajo el término general de dioses asistentes o auxiliares, que eran invocados junto con la deidades mayores. Los antiguos cultos romanos eran más un polidemonismo que un politeísmo: los conceptos que los adoradores tenían de los seres invocados consistían en poco más que sus nombres y funciones, y el numen o ‘poder’ del ser se manifestaba en formas altamente especializadas.
El carácter de los indigetes y sus fiestas muestran que los antiguos romanos no sólo eran miembros de una comunidad agrícola sino que también estaban orgullosos de luchar y muy involucrados con la guerra. Los dioses representaban distintivamente las necesidades prácticas de la vida diaria, como las sentía la comunidad romana a la que pertenecían. Se entregaban escrupulosamente a los ritos y ofrendas que consideraban apropiados. Así, Jano y Vesta guardaban la puerta y el hogar, los Lares protegían el campo y la casa, Pales los pastos, Saturno la siembra, Ceres el crecimiento del grano, Pomona la fruta, y Consus y Ops la cosecha. Incluso el majestuoso Júpiter, rey de los dioses, era honrado por la ayuda que sus lluvias daban a las granjas y viñedos. En su más amplio carácter era considerado, a través de su arma de rayos, el director de la actividad humana y, por su amplio dominio, el protector de los romanos en sus expediciones militares allende las fronteras de su propio país. Prominentes en la época más antigua fueron los dioses Marte y Quirino, que a menudo se identificaban entre sí. Marte era un dios de la guerra al que se honraba en marzo y octubre. Los investigadores modernos creen que Quirino fue el patrón de la comunidad militar en tiempos de paz.
A la cabeza del panteón primitivo se encontraba la tríada Júpiter, Marte y Quirino (cuyos tres sacerdotes, o flamines, tenían el mayor rango), y Jano y Vesta. Estos dioses antiguos tenían poca individualidad, y sus historias personales carecían de matrimonios y genealogías. A diferencia de los dioses griegos, no se consideraba que funcionaban de la misma forma que los mortales, y por ello no existen muchos relatos de sus actividades. Este culto primitivo está asociado con Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, de quien se creía que tuvo como consorte y consejera a la diosa romana de las fuentes y los partos, Egeria, a quien a menudo se identifica como una ninfa en las fuentes literarias posteriores. Sin embargo, se añadieron nuevos elementos en una época relativamente temprana. A la casa real de los Tarquinios se atribuyó en las leyendas el establecimiento de la gran Tríada Capitolina, Júpiter, Juno y Minerva, que asumió el lugar supremo en la religión romana. Otras adiciones fueron el culto a Diana en el monte Aventino y la introducción de los Libros Sibilinos, profecías de la historia del mundo que, según la leyenda, fueron compradas por Tarquinio a finales del siglo IV a. C. a la Sibila de Cumas.

Dioses extranjeros

La absorción de deidades locales vecinas tuvo lugar a medida que el estado romano conquistaba el territorio vecino. Los romanos solían conceder a los dioses locales del territorio conquistado los mismos honores que a los dioses antiguos que habían sido considerados propios del estado romano. En muchas casos las recién adquiridas deidades eran invitadas formalmente a llevar su domicilio a nuevos santuarios en Roma. En 203 a. C., la figura de culto representativa de Cibeles fue retirada de Pesino (Frigia) y acogida ceremoniosamente en Roma. Además, el crecimiento de la ciudad atrajo a extranjeros, a los que se permitía continuar con la adoración a sus propios dioses. De esta forma llegó Mitra a Roma y su popularidad en las legiones extendió su culto hasta tan lejos como Bretaña. Además de Cástor y Pólux, los asentamientos conquistados en Italia parecen haber contribuido al panteón romano con Diana, Minerva, Hércules, Venus y otras deidades de menor rango, algunas de la cuales eran divinidades itálicas, procediendo otras originalmente de la cultura griega de Magna Grecia. Las deidades romanas importantes fueron finalmente identificadas con los más antropomórficos dioses y diosas griegos, y asumieron muchos de sus atributos y mitos.